A los 9 años, Xavi Moré Roca decidió dejar el fútbol sala, en el que se había iniciado tres años atrás enrolándose en el equipo de su colegio, el Sangar del Centro Cultural Vallisoletano. Su padre, el técnico Pepe Moré, le animó a hacer una prueba para las categorías inferiores del Valladolid y desde ese momento dejó las pistas para saltar a los terrenos de juego.
Su hermano mayor, David, también probó suerte en el mundo del fútbol, pero decidió dejarlo para centrarse en los estudios. Aunque Xavi aún sigue en activo, defendiendo la camiseta oviedista, tampoco ha querido dejar a un lado su formación. En la actualidad cursa el primer nivel para lograr el título de entrenador, y ha estudiado en el INEF, «aunque en varias etapas, primero en Valladolid, luego en Valencia cuando estaba en el Castellón y en Pontevedra la terminé», señala el futbolista, que a pesar de su juventud ha pasado por diversos equipos. Su padre le dio la oportunidad de debutar en Primera División con el Valladolid y de esta etapa Xavi tiene uno de sus mejores recuerdos. «El gol que le marqué al Real Madrid en el Santiago Bernabeu», asegura, «les eliminamos en la Copa del Rey y cuando sea mayor les podré contar a mis nietos que marqué un gol en el Bernabeu».
Este verano inició una nueva etapa en el Oviedo. «Apostamos mucho por venir aquí, un club de mucha solera en el que espero estar muchos años», comenta Xavi Moré, y lo hace en plural porque en este periplo por la geografía española le ha acompañado su novia, Leticia, a la que conoció cuando tenía 18 años. Una relación de casi nueve años que culminará este verano con una boda en la catedral de León, ciudad donde nació ella, «aunque los dos nos sentimos de Valladolid a muerte», apunta el futbolista, que nació en Barcelona «pero porque mis padres estaban de vacaciones, nunca he llegado a residir allí».
Ambos reconocen encontrarse muy cómodos en Oviedo y aprovechan el tiempo que tienen libre para pasear por la ciudad o ir al parque con su perro «Pico», un simpático pomeranian de casi 5 años que es, según sus dueños, «el mimado de la casa».
Les gusta viajar y en sus ratos de ocio también suelen ir al cine o a cenar con algunos de sus compañeros. «Me llevo muy bien con todos, pero con los que más relación tengo fuera de los entrenamientos es con Rubén González, Curro, Jandro y Jorge Rodríguez», indica. Poco amigo de las cartas y los videojuegos, «aunque desde que llegó Perona al equipo me he enganchado al "Mario Kart"», dice, entre sus aficiones está la cocina. Es un experto en los fogones, y entre sus especialidades están el risotto de setas, los fideos «a la casola», receta que le enseñó su madre, Teresa, y las berenjenas rellenas. También le gusta comer; entre sus preferencias están los guisos y las sopas, por eso en cuanto pueden aprovechan para visitar algún restaurante asturiano para tomar fabada o pote, eso sí, mejor un día que no haya partido, por el tema de la digestión.
Es un poco despistado y le gusta coleccionar camisetas de otros equipos de fútbol, «sobre todo cuando jugaba en Segunda las intercambiaba con los rivales», señala.
Gran seguidor del «mundo rosa», dice su novia que compra revistas de cotilleos con la excusa de que son para ella, entre sus preferencias televisivas, además de series americanas, están los programas del corazón. «Soy más de Belén Esteban que de María José Campanario», bromea Moré, a quien algunos de sus amigos apodan «Doraemon, el gato cósmico», serie de dibujos de la que se reconoce seguidor. Otro de sus motes conocidos es el de «Cafú», como el internacional brasileño. «Me llamaban así cuando estaba en juveniles porque combinaba jugar de medio y de lateral, además de tener mucha llegada al área», comenta.
Ser hijo de técnico Pepe Moré y militar en el mismo equipo no ha sido fácil. «Cuando más me influyó fue cuando estaba en categorías inferiores del Valladolid, tienes una presión añadida», reconoce, «te acostumbras a que por un lado te alaben y por otro te critiquen porque digan que estás enchufado, pero creo que con el tiempo he demostrado que soy buen jugador de fútbol». Además de en el conjunto pucelano, padre e hijo coincidieron en el Castellón, y aunque guarda buenos recuerdos de su estancia en el conjunto albinegro, pasó una etapa un poco complicada. «La afición me veía como un reflejo de mi padre y centraba en mí sus iras», reconoce.
Con la llegada de Pichi Lucas al banquillo del Oviedo Xavi Moré comenzó a despuntar en el club azul, pero sus comienzos no fueron fáciles.
Una lesión en pretemporada despertó muchas incógnitas. ¿Qué es lo que le pasaba a Moré? «Cuando me ficharon la pretemporada ya se había iniciado y yo apenas había trabajado, así que tuve que hacer un trabajo específico y sufrí una rotura que en principio iba a ser para dos semanas y al final tardé un mes en recuperarme, al que se sumó otro para ponerme a tono», explica, «fue una llegada un poco extraña, yo no jugaba, había poca información sobre lo que me pasaba y es normal que la gente se pusiera nerviosa y surgieran las dudas, pero ahora me encuentro bien y estoy muy contento por cómo me están saliendo las cosas y he devuelto la confianza que pusieron en mí cuando me ficharon».
HALA OVIEDO